sábado, 15 de febrero de 2014

Herpes Simple por Ángel Suriel (1-05-0256)

Infección producida por virus del herpes simple (HSV)1 y 2, que afectan piel y mucosas bucal o genital. Se caracteriza por grupos de vesículas que asientan en una base eritematosa, y desaparecen solas sin dejar inmunidad, por lo que pueden ser recidivantes. No hay terapéutica especifica.


DATOS EPIDEMIOLÓGICOS:

Afecta a todas las razas, a ambos sexos y cualquier edad, pero rara vez aparece antes de los cuatro meses de vida; la edad promedio de aparición del herpes genital es a los 20 a 25 años. La localización bucolabial es la mas frecuente, pero se ha observado gran incremento en la incidencia de herpes genital, así como de portadores (20% de las mujeres con antecedentes de herpes genital), en Estados Unidos, la incidencia aumento en 32% entre 1978 y 1990, y se han estimado dos a 20 millones de afectados, con 300 a 500 mil casos nuevos por año. Se calculan 55 millones de seropositivos respecto a HSV-2. La promiscuidad y la mayor libertad sexual favorecen la variedad transmitida por contacto sexual. En México la razón mas frecuente de consulta por herpes es la enfermedad de localización genital. En países industrializados es la causa mas frecuente de ulceraciones genitales.

ETIOPATOGENIA:

El virus del herpes pertenece a la familia Herpesviridae, junto con el virus de varicela-zoster, el virus de hepstein-Barr, el citomegalovirus, y los virus del herpes humano 6, 7 y 8. Se produce por dos tipos de virus de DNA de doble cadena dentro de una capside icosaédrica, rodeada a su vez de una envoltura que contiene lípidos y esta cubierta por antígenos de superficie; ambos tipos se han separado en sus aspectos biológicos, bioquímico, y serológico, en los serotipos 1 y 2 de virus del herpes simple (HSV-1 Y HSV-2). El HSV-1 no se transmite por contacto sexual, pero se han demostrado en infecciones genitales en 20%. El HSV-2 , es de transmisión sexual, pero se ha aislado en lesiones bucales, probablemente por coito buco genital. En general, los sujetos con anticuerpos contra HSV-1 no presentan lesiones genitales, no así quienes presentan anticuerpos contra HSV-2 . Mediante análisis de secuencia de nucleótidos de DNA se ha logrado encontrar diferentes cepas tanto del HSV-1 como del HSV-2.
           
El ciclo de vida del virus del herpes se manifiesta por infección, latencia y transformación celular. Se introduce a una persona sensible por contacto directo (sexual en el herpes genital); aparece una fase sintomática de invasión y replicación en la célula huésped, después de lo cual sobrevienen muerte y lisis celulares. Hay transcripción temprana por medio ácido ribonucleico (RNA), dependiente del DNA del huésped. Luego el virus se disemina, al parecer por vías extra e intracelular, un proceso que se completa en cinco a seis horas. A partir de la inoculación epitelial se extiende por los nervios sensoriales hacia ganglios neuronales, donde permanece en forma latente tras la infección. No se conoce con exactitud el mecanismo de reactivación; se ha propuesto un efecto desencadenante, y manifestación, por oportunismo, casi siempre luego de un cuadro febril, estrés físico o emocional, contacto sexual, menstruación, traumatismos, calor, y otros. El periodo de incubación en el primer ataque varía desde dos o tres días hasta 20 días. La respuesta del huésped a la infección es compleja: interacción humoral, celular de defensa no inmunitaria. Al parecer, los anticuerpos tienen poca influencia en la prevención de la reactivación (no dejan inmunidad), y son más altos en sujetos con recidivas frecuentes. La inmunidad celular intacta tiene importancia en la prevención de enfermedad grave, porque las alteraciones inmunitarias se  relacionan con lesiones persistentes o destructivas. Una menor exposición al HSV-1 durante la niñez parece dar por resultado incremento del HSV-2. Es discutible el poder oncógeno de estos virus, pero se ha observado que las mujeres con esta infección tienen frecuencia más alta de neoplastia cervicouterina, y loa varones con papulosis bowenoide más antecedentes de infección viral.


La erupción variceliforme se relaciona con dermatitis atópica y con alteraciones de la producción de citosinas, o supresión de éstas.

Por otra parte, las ulceraciones por herpes incrementan el riesgo de infección por virus de la inmunodeficiencia humana (HIV); por una relación de cofactor, el virus del herpes puede interactuar con el HIV a nivel celular o molecular, para acelerar la rapidez con que este último causa inmunodeficiencia. Se aísla HSV cuando el recuento de linfocitos CD4+ disminuye por debajo de 200 células/mililitro.

CLASIFICACIÓN

I.                    Estomatitis: Herpes labial, gingivoestomatitis herpética.
II.                  Genital: Balanitis o vulvovaginitis herpética.
III.               Otras: Proctitis herpética y herpes perianal, queratoconjuntivitis, herpes perinatal y diseminado, panadizo y eccema herpéticos.

CUADRO CLÍNICO

            En 50 a 75% de los pacientes hay síntomas premonitorios 24 horas antes, como parestesias o sensación de ardor. Los accesos se caracterizan por una o varias vesículas agrupadas en racimos sobre una base eritematosa, que a veces se transforman en pústulas. Después hay ulceraciones y costras melicéricas; se acompañan de ardor o prurito leve. Pueden sobrevenir adenopatía regional y síntomas generales. La evolución es aguda, y el proceso desaparece de manera espontánea en una a dos semanas; a veces ocurre solamente una vez, pero suele recurrir (principalmente cuando depende de HSV-2) hasta tres a ocho veces el primer año (53% cada mes, 33% cada dos a cuatro meses, y en 14% son más esporádicos), luego de lo cual los brotes se van espaciando. El acceso primario es más grave, con eritema, edema e incluso necrosis; dura más (dos a seis semanas), y se acompaña de más síntomas locales y sistémicos (cefalalgia, malestar general y fiebre).

            El herpes labial se localiza con mayor frecuencia en el límite entre pies y mucosas; por ello, predomina en los labios o cerca de la boca, pero se ha descrito una gingivoestomatitis herpética y una glositis geométrica herpética. El herpes labial puede acompañarse de eritema polimorfo, siete a 10 días después de la reactivación.

            El herpes genital afecta glande o vulva. El herpes perianal y rectal, que se observa en homosexuales, se acompaña de tenesmo y exudados rectales; algunas se complica con retención urinaria. El panadizo herpético, en los niños, puede afectar los dedos, por autoinoculación, casi siempre a partir de una infección bucal; en adultos depende del HSV-2, y se produce por contacto digitogenital. Puede haber afección de cualquier parte del cuerpo, como mejillas, muslos y nalgas.

            El herpes neonatal casi siempre se debe al HSV-2 (75%0, y es una forma rara, diseminada (75%) y grave; en ocasiones se confunde con impétigo. Puede acompañarse de fiebre, síntomas generales y afección sistémica (sistema nervioso central, hígado, bazo o vías respiratorias). Es propio de prematuros de cuatro a cinco días de edad, contagiados al nacer por vía vaginal o por rotura prematura o temprana de membranas, o por contaminación por el personal de enfermería; el riesgo disminuye si se realiza cesárea con membranas intactas o antes de cuatro horas tras la rotura.

            El eccema herpético o erupción variceliforme de Kaposi es una forma grave, con vesiculopústulas diseminadas; en ocasiones es letal. Afecta más enfermos con dermatitis atópica, eritrodermia ictiosiforme congénita, o enfermedad de Darier.

            En pacientes con infección HIV, las ulceraciones en piel son extensas, especialmente en el área anogenital, y se extienden a tejidos profundos; puede haber afección de vísceras, y suscitar esofagitis, neumonía, hepatitis o encefalitis. Casi por regla se señala que toda úlcera crónica en un caso de SIDA depende de virus del herpes hasta no demostrar lo contrario.

            La meningoencefalitis por virus del herpes es más frecuente de lo que se piensa, pero se diagnostica excepcionalmente.


DATOS HISTOPATOLÓGICOS

            En sujetos con alteraciones inmunitarias, y ante úlceras crónicas, puede realizarse biopsia; es mejor fijar espécimen en solución de Bouin. Se encuentra una vesícula intraepidérmica con degeneración balonizante y reticular, así como cambios virales nucleares.

DATOS DE LABORATORIO

            Puede ser útil el citodiagnóstico de Tzanck, que revela células gigantes multinucleadas con cuerpos de inclusión nucleares. En la práctica no se miden anticuerpo ni antígenos, no se efectúan cultivos virales ni hibridación de ácido nucleico. Los estudios deben realizarse en muestras de lesiones tempranas. Se encuentran en investigación técnicas de termografía infrarroja para cuantificas actividad durante la etapa prodrómica.

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

            Sífilis temprana, herpes zoster, candidosis bucal o genital, síndrome de Stevens-Johnson, dermatitis por contacto, impétigo, enfermedad de Behçet y escabiasis, aftas.

AFTAS

SINONIMIA

            Estomatitis aftosa recurrente; periadenitis mucosa necrótica recurrens; aftas mayores, menores o herpetiformes.

DEFINICIÓN

            Úlceras bucales únicas o múltiples, dolorosas y recurrentes, de 2 a 3 mm hasta más de 1 cm de diámetro. Se clasifican en mayores, menores y herpetiformes.

DATOS EDPIDEMIOLÓGICOS

            La prevalencia es de 5 a 66% (promedio, 20%) en la población general; son frecuentes en Norteamérica y raras en Arabia. Las menores y mayores se observan por igual en ambos sexos; se inician entre los 10 y 19 años de edad, y las herpetiformes entre los 20 y 29, y predominan en mujeres.

ETIOPATOGENIA

            Se desconoce; se han relacionado con factores hereditarios (puede haber antecedentes familiares, pero no está clara la relación con HLA), dietéticos y nutricionales (deficiencia de hierro, ácido fólico y vitamina B12), endocrinos, infecciosos (se ha sugerido la presencia de un microorganismo o un estímulo antigénico), inmunitarios (atopia), y traumáticos; muchas veces son idiopáticas. Pueden ser la expresión de una enfermedad inflamatoria, autoinmunitaria o del tejido conjuntivo (síndrome de Sweet, neutropenia cíclica, síndrome periódico de fiebre y faringitis) e incluso pueden representar una forma incompleta de enfermedad de Behçet.

CUADRO CLÍNICO

            Comienzan durante la niñez o la adolescencia. Se trata de una o varias úlceras redondeadas u ovales, dolorosas, que pueden estar cubiertas de seudomembranas y rodeadas de eritema. Se presentan a intervalos de días a meses. Las aftas menores son las más frecuentes; aparece una a cinco lesiones, que afectan labios y lengua, y no dejan cicatriz. Las mayores son más raras y graves son de una a 10, miden hasta 3 cm de diámetro, y pueden afectar también paladar y faringe, y dejar cicatrices; son crónicas y pueden persistir más de 20 años; las herpetiformes son de 10 a 100 y miden de 1 a 2 mm, pero si confluyen pueden ser mayores. Las menores duran de cuatro a 14 días y recurren en uno a cuatro meses; las otras duran más de un mes y por lo general recurren en meses.

DATOS HISTPATOLÓGICOS

            El estudio histopatológico muestra, durante la fase preeruptiva, un infiltrado inflamatorio mononuclear (CD4+), y en la ulcerada, linfocitos supresores (T8) que quedan reemplazados por T4 durante la etapa de cicatrización. Puede haber leucocitos y depósitos de IgG y complemento.

TRATAMIENTO

            Ninguno es adecuado. Los mejores palian los síntomas, pero no evitan las recurrencias. Se utilizan glucocorticoides locales, antimicrobianos como tetraciclinas, enjuagues bucales con clorhexidina a 0.2 a 1%, o benzidamina; crema con ácido 5-aminosalicílico al 5% tres veces al día. En casos graves se administran glucocorticoides sistémicos; colquicina (colchicina), 1 a 2 mg/día. La talidomida, 100 a 200 mg por días, es de los más eficaces. Recientemente se ha utilizado pentoxifilina, 400 mg tres veces al día durante tres meses. El levamizol, el factor de transferencia, la gammglobulina, el cromoglicato de sodio y la diaminodifenilsulfona dan resultados variables.

TRATAMIENTO

            Ninguno es eficaz; no hay manera de erradicar la infección latente. Es sintomático y educativo; en ocasiones el daño psicológico es muy importante. Algunos medicamentos reducen el tiempo de evolución, pero no alteran la frecuencia de recurrencias, excepto si se administran de manera continua. En piel se aconsejan fomentos con té de manzanilla o subacetato de plomo o de aluminio, u otro antiséptico secante; luego se aplican polvos secantes a base de talco y óxido de zinc. Cuando hay dolor, analgésicos como el ácido acetilsalicílico o la indometacina. Para abreviar la evolución puede recomendarse abrir las vesículas, con aplicación local de éter o alcohol de 60o. Con placebo los brotes pueden disminuir la frecuencia hasta en 50 por ciento.

            A veces dan resultados aceptables: idoxiuridina (IDU), arabinósido de adenosina, ribavirina, metisoprinol, vitamina C, 2-desoxi-D-glucoa, sulfato de zinc en solución al 4%, Aciclovir por vía tópica, docosanol en crema al 10% (Abreva), inactivación fotodinámica, gammaglobulina humana y levamizol (2 a 5 mg/kg/día en dosis semanales, seis meses). El penciclovir, otro nucleósido acíclico, se administra en crema al 1% cada dos horas durante el día, por cuatro días. Hay controversia en torno al uso de las vacunas de Sabin o BCG contra la poliomielitis según el esquema que es habitual en niños.

            El Aciclovir es más activo si se administra durante los pródromos o las primeras 48 a 72 horas. Disminuye los síntomas, la contagiosidad y el periodo de cicatrización. Se recomienda en primoinfección o cuando hay más de tres ataques al año. La dosis oral es de una tableta de 200 mg, cinco veces al día por cinco a 10 días. Ante primoinfección se recomiendan 200 mg cinco veces al día por 10 días, o 400 mg tres veces al día; en brotes recurrentes, 200 mg cinco veces al día por cinco días, y como profilaxis, 400 mg dos veces al día un año como mínimo. En pacientes con infección por HIV se utilizan 400 mg cinco veces al día por 10 días, y luego tres a cuatro veces al día por tiempo prolongado. La vía intravenosa se reserva para pacientes hospitalizados muy graves.

            También se utiliza famciclovir, 250 mg tres veces al día en primoinfección o 250 mg dos veces al día para supresión; valaciclovir en dosis variables de 1000 mg dos veces al día en primoinfección, o 500 mg dos veces al día en recurrencias, ambos esquemas por cinco días, y una vez al día por tiempo prolongado como preventivo. En sujetos con alteraciones inmunitarias y resistentes a Aciclovir puede utilizarse foscarnet; este fármaco, aprobado en el herpes simple resistente a Aciclovir, es un análogo de pirofosfato que se administra por vía IV a razón de 40 mg/kg/día o incluso 120 a 190 mg/kg/día; conlleva el riesgo de toxicosis renal. En forma tópica también se estudia cidofovir en crema o gel, o reisquimod, un análogo de imiquimod.

            El Aciclovir por más de 10 años ha mostrado seguridad y buena tolerancia, mientras que profármacos como valaciclovir y famciclovir mejoran la biodisponibilidad. Las terapéuticas supresivas a largo plazo disminuyen la sintomatología y la transmisibilidad, y mejoran la calidad de vida; se recomiendan Aciclovir, 400 mg cada 12 horas; valaciclovir, 500 mg a 1 g en una sola dosis diaria, o famciclovir 250 mg cada 12 horas. Pueden requerirse dosis mayores de 500 mg de valaciclovir en pacientes con más de 10 brotes al año.

            Está contraindicado el uso de glucocorticoides, ante todo la localización oftálmica, donde puede resultar útil la IDU en ungüento al 0.1%, o bien, vidarabina al 3% o trifluridina al 1 por ciento.

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